Seguro que a muchos de ustedes les ha pasado en algun momento que el párpado, sin venir a cuento, nos comienza a temblar. Generalmente nos sucede con el párpado inferior, aunque también puede pasarnos con el superior, como me ha ocurrido en varias oportunidades.
Rubén Pascual, oftalmólogo del Hospital San Pedro, en Logroño afirma que estas contracciones involuntarias no son beneficiosas, pero tampoco suponen un peligro ni un daño para el ojo. Aun así, no dejan de incomodar a quienes las padecen.
Cada contracción dura décimas de segundo, y se repiten rápidamente con una frecuencia de 1 a 4 por segundo. Es frecuente que durante temporadas nos ocurra con frecuencia, llegando a durar días o semanas y luego pase tiempo sin que volvamos a tener otro episodio.
La mayoría de las veces las personas no nos notan ese molesto temblor de nuestro párpado y puede que ni siquiera nosotros mismos al mirarnos a un espejo lo podamos ver. Pero si lo percibimos o bien como un leve temblor, latidos o palpitaciones en la piel del párpado. Puede incluso ocasionarnos que nuestra visión se vea alternada debido a que el globo ocular podría temblar y eso nos generaría una imagen distorsionada.
Según el Dr Pascual, en términos técnicos hablaríamos de fasciculaciones del párpado o fasciculaciones del orbicular del párpado. Son contracciones involuntarias ineficaces, no simultáneas y descoordinadas de algunas fibras musculares del orbicular del párpado, el músculo encargado responsable de cerrar el ojo y parpadear.
Este tipo de fasciculaciones se consideran benignas y no requieren tratamiento.
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